Si bien es cierto, existen electrodomésticos que tendrán una vida útil mucho más baja que otros, como es el caso de cafeteras, impresoras, licuadoras o tostadoras, ya que son aparatos de bajo valor comercial. En general, algunos electrodomésticos son fabricados con un ciclo de vida de tres a cinco años; pero en el caso de máquinas lavadoras, por ejemplo, podrían tener una garantía de hasta diez años.
A la hora de decidirnos por comprar un electrodoméstico, es importante que consideremos las siguientes causas por las cuales estos artículos podrían deteriorarse más rápidamente:
Calidad y fabricación: si hemos escuchado antes el dicho de que lo barato a veces resulta caro, lo podremos constatar de forma irrevocable si compramos artículos fabricados o diseñados con materiales de baja calidad y que llevarán a que tengan una vida útil mucho más corta. La inversión que realicemos en cada equipo se verá reflejada indiscutiblemente en la durabilidad del producto.
Sobrecarga y problemas eléctricos: siendo los picos de tensión eléctrica una de las principales causas de deterioros en todo tipo de equipos eléctricos y electrónicos, es fundamental contar con protectores de voltaje que sirvan para nuestra necesidad o para el tipo de equipo que se necesite proteger (nevera, aire acondicionado, televisor, etc.). De igual manera, es importante conocer la diferencia entre un regulador y un protector de voltaje, siendo el regulador el que se encarga de suprimir los picos de voltaje para proteger los equipos, mientras que el protector desconecta y aísla el equipo para prevenir daños -también debemos considerar que las variaciones de voltaje pueden provocar más daños que un apagón, porque el equipo tratará de operar a plena capacidad con el mínimo de energía, probablemente ocasionando un daño permanente, según el Gerente de Sistemas de Automatización de Edificios de la multinacional estadounidense Trane (fabricación de aires acondicionados)-.
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Uso inadecuado o excesivo: es tan nocivo como lo es la falta de limpieza y que puede afectar el rendimiento y la vida útil de cualquier tipo de equipo.
Falta de mantenimiento o reparaciones inadecuadas: es importante adoptar la cultura del cuidado del electrodoméstico y de destinar un presupuesto y gestión para el correcto mantenimiento de un equipo, lo cual prolonga su ciclo de operatividad y lo mantiene técnicamente saludable. De la misma manera, es esencial confiar nuestros equipos a manos expertas y calificadas.
Obsolescencia programada: es básicamente el hecho de que las empresas fabrican los productos electrónicos con un tiempo de duración y funcionalidad establecido.
Ante la mencionada baja calidad que tienen electrodomésticos de ciertas marcas, un aspecto preocupante que muchas veces no consideramos es que, mientras menor calidad tenga un producto y más frecuentemente lo reemplacemos, fomentamos la creciente generación de residuos electrónicos en el mundo. Según un alarmante informe de la ONU, el planeta generó en el año 2018 más de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos, que sería el equivalente a desechar alrededor de 125.000 aviones jumbo o 4500 torres Eiffel. Tan solo una pequeña porción de los restos de computadoras, electrodomésticos, teléfonos, baterías son reciclados correctamente. Es por ello que sin una gestión adecuada, su perjuicio para el medio ambiente y la salud humana resulta alto, sin que nos demos cuenta.
De modo que será prácticamente inevitable la compra y el consumo de aparatos electrónicos o electrodomésticos, lo ideal será que tomemos las precauciones necesarias y ser concienzudos a la hora de dar mantenimiento a nuestros equipos, así como el decidir hacer una compra con marcas que no sean desconocidas o manufacturada con materiales de baja calidad, obligándonos a tener que reemplazarlos más periódicamente. De igual manera, debemos procurar gestionar una correcta recolección y reciclaje de nuestros residuos electrónicos. En la Unión Europea, líder mundial en este tipo de reciclaje, se reporta solo el 35% de residuos electrónicos como adecuadamente recolectado y reciclado, mientras que, en el resto del mundo, el promedio es de un 20%. El 80% restante no se reporta, y la mayoría termina enterrado bajo el suelo.
AUTOR:
GUSTAVO A. NEGRÓN
Regional copywriter
gustavo.negron@intcomex.com
